Alfredo P. R. y la Princesa Sarah de Zambia han cumplido su sueño de casarse después de un largo noviazgo que empezó después de que ésta le mandara un email pidiéndole ayuda por la herencia de su padre, el Rey Francisco III de Zambia.
Después de un noviazgo tan inesperado como épico, Alfredo P. R. y la Princesa Sarah de Zambia han celebrado su boda soñada. ¿El origen de este idilio real? Un simple email en el que la princesa pedía ayuda con la herencia de su padre, el fallecido Rey Francisco III.
La cadena de mensajes fue intensa. Desde solicitudes de testamentos perdidos hasta correcciones de firmas con sello de cera, ambos descubrieron que compartían algo más que fotocopiadoras: ¡un sentido del humor digno de palacio!

Alfredo P. R. y la Princesa Sarah de Zambia unen sus vidas… ¡y sus bandejas de entrada!
El gran día tuvo lugar en el Jardín de las Mariposas Azules, decorado con globos en forma de león y cocteles de mango real. La novia lució un vestido blanco con bordados de elefantes danzantes, mientras Alfredo apareció con una corbata pintada a mano… ¡por la mismísima princesa!
Entre los invitados, se comentaba que:
- El canciller real intentó reenviar el programa de la boda… ¡al exnovio de Sarah!
- El cura improvisó un brindis final en el que recitó fragmentos del histórico email que unió a la pareja.
- Los regalos más ovacionados fueron un set de sellos de cera personalizados y un ratón de ordenador con corona.
Al despedirse, la flamante princesa declaró con una sonrisa: «Nunca imaginé que detrás de ese asunto de la herencia encontraría al hombre de mi vida». Alfredo, por su parte, añadió: «Y yo que pensaba que lo de “apoyar en trámites reales” era un trabajo de becario… ¡terminé de marido!»
¡Larga vida a los recién casados y a los correos electrónicos que cambian destinos!