Transformando la espiritualidad en creatividad: una interpretación poco ortodoxa
Creía que “la postura del loto” lo autorizaba
En la pintoresca localidad de Inocentelandia, un hombre conocido simplemente como J.R. ha sido multado por lo que él describe como un simple malentendido yogui. Tal y como hemos sabido, J.R. confundió las enseñanzas milenarias del yoga con un momento de introspección personal un tanto… íntimo. Al parecer, pensaba que la postura del loto era una vía libre para «activar su chakra personal».
Según las fuentes consultadas, el entusiasmo de J.R. por el Broga (una variante del yoga para hombres) lo llevó a realizar una interpretación un tanto creativa de los movimientos. «Pensaba que estaba en el camino hacia la iluminación», aseguró mientras intentaba entender por qué las patrullas acabaron en su puerta.
Ciertas informaciones apuntan a que J.R. buscaba en el yoga una forma de aliviar el estrés, mejorar su flexibilidad y alcanzar un nuevo estado de bienestar —y claramente lo consiguió, al menos durante unos minutos dudosos. Sin embargo, la policía local no opinó lo mismo, imponiéndole una multa por alteración del orden púb… digo, público.
Aunque todavía nos reímos al recordar esta insólita historia, quizás debamos reflexionar sobre la creciente popularidad de prácticas como el Broga, y cómo a veces pueden llevarnos a lugares que ni el mismo Buda hubiera imaginado. Porque el yoga es algo más que estiramientos; es una invitación a la autorreflexión y, aparentemente, también a la autocomplacencia… por error.
Mientras tanto, en Inocentelandia, la comunidad ha decidido crear un curso de yogasana para evitar futuros malentendidos, y J.R. se ha convertido en una especie de gurú local, aunque ahora lejos de cualquier colchoneta.