Miguel J.R., capitán de la Marina Mercante jubilado, se personó este lunes en la Delegación Especial de Economía y Hacienda de Sevilla para informarse de los pasos a seguir para desgravar su donación a la ciencia.
Los funcionarios de la Delegación de Hacienda sita en la Plaza Ministro Indalecio Prieto de la capital andaluza aún están sorprendidos y confundidos ante lo que puede suponer una auténtica revolución económica para el país y para sus largas jornadas de trabajo en la época de presentación de la declaración del IRPF por parte de los ciudadanos españoles.
El pasado lunes se presentó en la delegación –previa cita– Miguel J.R. con la sana intención de llevar a cabo una consulta que dejaría a todos boquiabiertos:
¿Cómo puedo desgravarme en mi declaración de renta la donación que he hecho de mi cuerpo a la ciencia?
Al principio no dejó más que alguna que otra carcajada en el ambiente cuando fue corriendo, de mesa en mesa, la pregunta entre los funcionarios que se encontraban trabajando pero Miguel J.R. lo tenía todo más que estudiado y argumentado.
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A la pregunta de cómo quería donar su cuerpo a la ciencia y desgravárselo si aún se encontraba vivo, Miguel J.R. dio su primer golpe de sabiduría en el tablero de aquella partida contra Hacienda.
La pasada semana mediante este documento notarial doné mi cuerpo a la ciencia desde ese mismo momento, con lo que ahora mismo, ya no soy dueño de mi cuerpo.
El funcionario que lo atendía no podía más que sonreír y lanzó su 2ª pregunta: ¿Pero cómo no va a ser Ud dueño de su cuerpo si Ud está aquí?
No señor. Ya no soy dueño de mi cuerpo pero si que tengo el usufructo, tal y como puede leer en el párrafo 3º del documento notarial del que le he entregado una copia.
Sin dejar de sorprenderle la conversación cada vez más compleja, el funcionario siguió preguntando: ¿Y cómo valora Ud su cuerpo?…porque tendremos que darle un valor para poder desgravárselo, ¿no, señor Miguel?.
Dicha valoración la encontrará en el anexo al documento notarial y fue realizada por la Sociedad de Tasación ‘BodyValue & Waterhouse’.
Prosiguió el avispado jubilado con su argumentación…
Aunque ya tengo 86 años aún corro alguna que otra media maratón y eso hace que mi cuerpo esté bien cotizado y no quiero desaprovechar esa oportunidad para ahorrarme unos euros.
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El funcionario fue poco a poco deshinchando su postura corporal y, donde al principio vio un momento simpático en su aburrida jornada laboral, empezó a barruntar que aquello podía conllevar problemas futuros en su día a día, a lo que aquel ex-marino prosiguió con su argumentario.
Como ex capitán de la Marina Mercante tengo una muy buena jubilación de la cual Uds. se llevan más del 40% y dado que no tengo ganas de comprarme ahora un piso para desgravármelo, he considerado que donar algo que me pertenece y que tiene un valor económico era una buena solución.
Terminada alguna que otra aseveración más, Miguel J.R. se levantó de la mesa tras la que estaba un funcionario atónito y colapsado y añadió:
Aquí le dejo el documento notarial y el impreso 605 rellenado para que estudien mi caso. La próxima semana me vengo a verle, le traigo unos caramelos y me cuenta cómo tengo que imputar mi donación en la declaración del próximo año. Ahora me voy que tengo partidita de ajedrez con una amiga.
Se marchó con paso ligero y en el último instante se giró hacia el funcionario y mirándolo éste pudo leer que los labios del ex-marino le decían:
Jaque al rey.
Seguiremos informando.