¿Cansado de ronquidos en japonés? ¡Tu solución para noches bilingües!
RonqTranslate: La app que cambia tus ronquidos de idioma y de vida
En un fenómeno completamente inesperado que pone a la Torre de Babel a la altura de un mero proyecto de dominos, llega RonqTranslate, la app que convierte esos molestos y poco entendibles ronquidos en plenos discursos shakesperianos. ¿El objetivo? Hacer la vida más llevadera para turistas confundidos, cónyuges desvelados y amigos que prefieren dormir en el mismo cuarto sin llevar tapones para los oídos.
Un desarrollo «made in Hypnosia»
La idea nació en el pequeño pueblo imaginario de Hypnosia, enclavado en las montañas de ningún lugar y liderado por los hermanos F.R. y S.R. Dormilón. Tal y como hemos sabido, el dúo de inventores afirman que la inspiración surgió durante una noche laaaaaarga de insomnio, donde el sonido de los ronquidos se volvió tan tedioso como escuchar a un conferenciante monótono.
Funcionalidades que dejan sin aliento
Esta pequeña joya tecnológica no solo traduce, sino que ofrece distintos modos de interpretación:
- Shakespeare: Para convertir los ronquidos en sonetos idóneos para un balcón.
- Stand-up Comedy: Porque nunca es tarde para tener tu propio espectáculo de medianoche.
- Motivacional: Déjate inspirar por tu pareja roncadora como si de Tony Robbins se tratara.
Según fuentes consultadas, la app tiene un precio inicial bastante asequible de solo 9,99 €… porque ¿quién no pagaría por convertir una pesadilla nocturna en una fuente de entretenimiento lingüístico?
Aplaudida por casados y conviértete en «trending topic» de tus sueños
Algunos usuarios ya han compartido sus experiencias en redes: “¡Ahora entiendo por qué mi marido roncaba tanto! Era todo un poeta inglés atrapado en el cuerpo equivocado”, declara M.R. desde su cuenta ficticia. Ciertas informaciones apuntan que la app ya está captando la atención de varias agencias de viajes, entusiasmadas ante la posibilidad de incluir un traductor de ronquidos en sus paquetes turísticos.
Con RonqTranslate, parece que el clásico consejo de «dormir con un libro debajo de la almohada» nunca tuvo tanto sentido.